MONSEÑOR GÓMEZ CANTERO HABLA SOBRE LA DESNUDEZ

       En una exposición ("Canto de amor y bodas") sobre el Cantar de los cantares instalada en 2019 en el claustro de la iglesia mudéjar de San Pedro, en Teruel, se exhibieron, entre otras fotografías concebidas para acompañar el texto bíblico, algunas que mostraban, aunque ciertamente de modo bastante discreto, parejas de enamorados desnudos. Esto disgustó a algunas personas, que consideraban inadecuada la presencia allí de esas fotos.
        A raíz de esta situación, el entonces obispo de Teruel y Albarracín, Monseñor Antonio Gómez Cantero, publicó en la revista Vida Nueva, el 9 de junio del mismo 2019, un artículo que, bajo el título "Elogio de la desnudez", trataba de responder a las críticas. 
         Aunque no era un texto extenso ni con grandes pretensiones de profundidad teológica, me parece interesante traer aquí algunos párrafos de él, porque evidencian una vez más que, contra lo que algunos imaginan, la jerarquía católica no siempre ha adoptado posiciones poco razonables ante la desnudez.

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         Una relación de amor verdadero, ya sea con Dios, con otra persona, con los demás e incluso con uno mismo, ha de ser desnuda. Hay que comenzar quitándose las máscaras y las capas, que como una cebolla vamos acumulando a través de nuestra propia historia personal. El arte expresa esos sentimientos tan íntimos de esta manera concreta.
      En pleno Renacimiento, dentro de la Iglesia había quizás otra interpretación del desnudo, sobre todo viendo la cantidad de piezas artísticas que embellecen las iglesias del mundo entero. Como muestra, la Capilla Sixtina. Los mártires casi siempre se representan desnudos en el momento del tormento, ya sea porque fue así el martirio o porque el artista quería representar la desnudez del que ofrenda su vida a Dios. Es lo más puro, entregar la vida por amor.

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        Cuando Cristóbal Colón envía su primer informe de la llegada a América a sus patrocinadores Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, les dice: "Tan dócil y pacífica es la gente, que juro a Sus Majestades que no hay en el Mundo entero pueblo que sea mejor... y aunque anden desnudos, sin embargo su comportamiento es decente y digno de alabanza". Parece, por la descripción que hace, que estuviera de nuevo en el Edén, cuando nuestros primeros padres andaban desnudos gozando de la luz divina.
        También es una tarea de nuestro camino espiritual volver a recobrar una mirada limpia sobre todos, y sobre todas las cosas. La educación de la mirada, para recobrar como un niño la sencillez sin prejuicios, es un ejercicio que debíamos de hacer continuamente. Pues lo único que nos debe dejar desnudos es el amor y la muerte. ¡Ánimo y adelante!".

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Ilustraciones:



1.-La FlagelaciónGiulio Clovio (1540), Royal Collection, Windsor, UK.    2.-Cristo crucificado, Donatello (mediados del s. XV), iglesia de Santa Maria dei Servi, Padua, Italia.    3.-La Misa de San Gregorio, códice anónimo (1480-1490), Rouen, Francia.

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