SANTA DESNUDEZ (IMAGINADA): MARÍA MAGDALENA (III)
El Concilio de Trento (1545-1563) y la Contrarreforma promovieron el culto a los santos y las imágenes en todo el orbe católico. Pintores, dibujantes, grabadores y escultores, italianos sobre todo, pero también españoles, franceses, portugueses y de otras naciones de Europa y la América ibérica, se entregaron desde los últimos momentos del 500 y durante todo el siglo siguiente, que es el siglo barroco por excelencia, a producir miles y miles de imágenes, entre las cuales se cuenta, naturalmente, la de María Magdalena, tanto vestida como desnuda. El arte barroco, que amaba las tensiones, el claroscuro y la ambigüedad, se complacería muy especialmente en representar a la Magdalena penitente, cuya bella figura desnuda o semidesnuda -en esta época predominan claramente, y el hecho merece atención, las imágenes que la muestran con sólo el busto desnudo- hablaba tanto a la piedad religiosa como a la sensualidad pagana, inspirando a la vez el desprecio ascético del mundo