EL PADRE CORNELIO DAMEN HABLA SOBRE LA DESNUDEZ

          En el Diccionario de Teología Moral dirigido por el cardenal Francesco Roberti (me sirvo de la edición en castellano de la Editorial Litúrgica Española, Barcelona, 1960) la voz "Desnudez" se debe al P. Cornelio Damen (1881-1953), redentorista, antiguo profesor de Teología Moral en el Pontificio Ateneo Urbano de Propaganda Fide, en Roma. Me parece interesante reproducir aquí lo que se dice en ese artículo, que a mi juicio trata el tema de forma muy ponderada y muy clara:


             "DESNUDEZ. 
             
             1. En general. 
           La desnudez no es en sí misma una cosa inmoral; Dios después de haber formado el cuerpo humano, lo juzgó muy bueno (Gén 1, 31). La causa de los desórdenes provocados por el aspecto de la desnudez no está en el cuerpo humano mismo, sino que proviene de nuestra perversidad, que después del pecado original no es capaz muchas veces de verlo sin sufrir los efectos de la concupiscencia. Es cierto que a veces la educación ha acentuado demasiado el lado negativo de la desnudez y que el hábito puede disminuir notablemente la fuerza de la provocación, pero la costumbre no puede desarraigar del todo las pasiones desordenadas. Por estas razones son necesarias limitaciones y precauciones al exponer y ver la desnudez, cuyo descuido constituiría, por causa y a medida del escándalo dado y del peligro a que uno se expone, un pecado más o menos grave.

Biblia Moutier-Grandval (ca. 835), British Library, Londres
          
              2. El cuerpo vivo. 
         Exponer o mirar un desnudo en sí es una cosa indiferente, pero puede ser pecado a causa del fin deshonesto o también del efecto desordenado (escándalo, conmociones venéreas, etc.) que no sea compensado por un fin proporcionado (médico, cuidado del cuerpo, etc.; v. Impudicicia).

              3. En el arte . 
           Un problema especial crea el uso de la desnudez en el campo del arte. Ante todo es abiertamente falsa la tesis del liberalismo de que el arte se sustrae a los principios de la moral (el arte por el arte); como cualquier otra manifestación de la vida humana, el arte debe someterse a la ley de Dios. Pero el desnudo en el arte no ofende de suyo esta ley. Y, en efecto, aun en el arte religioso el desnudo ha encontrado siempre una gran aplicación; la Iglesia no ha dado nunca pruebas de exagerada aversión al desnudo. 

Cristo crucificado, Michelozzo Michelozzi (1435), Iglesia de San Niccolò Oltrarno, Florencia

El arte no puede prescindir del desnudo, ante todo porque el cuerpo humano es la belleza sensible más perfecta que procede de la mano de Dios y en segundo lugar porque muchas ideas y conceptos no pueden o sólo imperfectamente pueden expresarse bajo las formas del vestido. Pero en este uso más o menos necesario del desnudo hay limites que no pueden ser traspasados sin ofender la moralidad, y a los cuales en caso de colisión se han de sacrificar aun las mas grandiosas obras del ingenio humano. Por consiguiente: a) es ilícito hacer o exponer una imagen objetivamente obscena (v. Imagen torpe); b) las imágenes no objetivamente obscenas no son por esto mismo siempre accesibles a todo el público; muchas personas, especialmente las más jóvenes, no tienen todavía el sentimiento artístico necesario para poder apreciar en su justo valor ideal las grandes obras de arte y serán arrastrados fácilmente por el desnudo hacia sentimientos más bajos. A este interés público el arte debe ceder la precedencia. En general seria muy de recomendar para la moral y el arte mismo que la juventud fuese educada incluso positivamente para que pudiera estimar las verdaderas obras de arte pudiendo admirar en el desnudo artístico solamente el lado ideal".

                  

                                                     
 Venus de Cirene, Praxíteles (ca. 330 a. C.), copia romana
   

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