CRISTO DESNUDADO EN SU PASIÓN Y CRUCIFIXIÓN (SEGÚN EL P. LUIS DE LA PALMA)

           Según los Evangelios nos relatan, Jesús fue desnudado (Mt 27, 28-31) antes de ser  flagelado y coronado con espinas por los soldados romanos, y después, en la crucifixión, cuando se repartieron su ropa (Mt 27, 35; Mc 15, 24; Lc 23, 34;  Jn 19, 23-24). A la flagelación aluden únicamente san Mateo (2, 26) y san Juan (19, 1), aunque sin aludir en ese momento al desnudamiento. A partir de estos pasajes evangélicos, el Padre Luis de la Palma, S. J. (1559/60-1641), en su conocida Historia de la Sagrada Passion, imagina muy pormenorizadamente cada uno de los momentos de la Pasión de Cristo, introduciendo fervorosas meditaciones al hilo de la narración. En las páginas relativas a la flagelación y la crucifixión no omite las referencias a la humillante desnudez a la que el Señor fue sometido por sus verdugos -desnudez que, como se ha podido ver en las sucesivas entradas de este blog, muchos artistas plásticos no han dejado de reflejar también en sus obras-. Transcribo aquí los párrafos más significativos, según la edición de Barcelona, 1762. Mantengo la ortografía y la puntuación del original, aunque me he visto obligado a convertir en s convencional cada s alta (s con una forma muy parecida a la de la f), por no existir ese signo en los teclados actuales.

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            Siendo pues entregado el Señor, por mandamiento de el Presidente, en poder de los lictores, y verdugos, que le havian de azotar, quitaronle de la presencia del Juez, y alli en el mismo Pretorio (que era lugar publico, y patente, y diputado para castigar, y dàr tormento à los malhechores) le mandaron que se desnudasse, diciendole muchas descortesias, y amenazandole con los azotes, que presto havian de descargar sobre èl. El Señor eran tan manso, y humilde, que (como dice (6) San Pedro) por darnos el exemplo que haviamos de imitar, no maldecia à quien le injuriaba, ni amenazaba venganza, quando padecia: antes obedecia, y se sujetaba al que le juzgaba, y condenaba injustamente: y assi por mandado de aquellos verdugos se iria quitando los vestidos; disponiendose para recibir aquella afrenta, y padecer aquel tormento, ò por ventura se dexò desnudar de ellos, porque el termino, y modo fuesse mas aspero, y descortès, y la injuria fuesse mayor: ò comenzando èl con humildad à desnudarse, ellos acabaron con descortesia, hasta dexarle de el todo desnudo.
              Quedò desnudo aquel Cuerpo virginal, y el Arca del Testamento descubierta à los ojos de los hombres profanos, y puesto à la verguenza aquel Mancebo honesto, y vergonzoso, y hermoso sobre todos los hijos de los hombres: padeciendo la confusion de la desnudèz que havia merecido nuestra culpa; y mereciendonos la vestidura de la gracia, y la estola de la immortalidad, que nos havia de dàr en la Gloria. Descubriòse aquella carne pura, concebida sin pecado por obra del Espiritu Santo: la qual el Hijo de Dios havia unido consigo, para honrar con ella à toda la naturaleza humana, y para enseñarnos por ella à honrar à Dios, y para ofrecer en ella sacrificio agradable, y sin mancilla à su Eterno Padre: y finalmente se dexò vèr aquel amado, y deseado Esposo de las almas castas, y puras, cuya hermosura hace castos à los hombres, y cuya Magestad mueve à reverenciar à los Angeles de el Cielo; al qual puede decir toda la Iglesia con verdad, lo que por desprecio le dixo à David su esposa Michol : (7) Quan glorioso ha estado oy el Rey de Israel, descubriendose delante de sus esclavas: y ha quedado desnudo, como si desnudàran à qualquier hombre baxo, y vil.
           Pero aquellos ministros de el demonio, à quienes por aquella hora se les havia dado licencia sobre el Salvador, desnudos ellos de toda humanidad, y buen respeto, ataron al Señor assi desnudo como estaba, à una columna de piedra. (p. 191-192).

                                                                                         (6) Marci 10. n. 34.
                                                                                        (7) Lucae 18. n. 32.

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            Desnudaron luego al Señor de todos sus vestidos, con la descortesia, y crueldad que lo havian hecho otras veces, porque desnudo lo crucificaron; pues dice el Evangelio, que los verdugos repartieron sus vestidos, y echaron suertes sobre ellos, hasta la tunica postrera, è inconsutil, que era como la camisa, y la que estaba mas immediata al cuerpo. Y no se puede dudar, sino que fuè de mucha pena para el Salvador esta verguenza, y desnudez, que padeciò en lugar tan publico, al medio dia, y en presencia de tanta muchedumbre de gente: y que le herian mas con los ojos los que le miraban, que si le atravessàran con los clavos. Y no callaron los Profetas este sentimiento, quando uno de ellos dixo: (7) Ipsi verò consideraverunt, & inspexerunt me: diviserunt sibi vestimenta mea, & super vestem meam miserunt sortem: Ellos (dice) se tomaron para sì mis vestiduras, y las partieron, y sortearon à su gusto: y dexandome desnudo, me miraban con curiosidad, y me consideraban con atencion. Mucho importa considerar (dice (8) San Ambrosio) de què manera subiò à la Cruz; y viendo, que sube desnudo, suba tambien assi el que trata de vencer el mundo, de manera, que no busque ayuda, ni socorro de el mundo. Adàn fuè vencido, que buscò vestidos con que cubrirse: aquel venciò, que se desnudò de ellos, y subiò à la Cruz, quales (siendo Dios el Autor) nos formò la naturaleza: assi viviò en el Paraìso el primer Adàn; y assi havia de entrar en el Paraìso el segundo. Esto dice San Ambrosio: y aunque de èl, y de otros Santos, y Autores se puede entender que el Salvador estuvo de el todo desnudo en la Cruz; pero tambien se cree muy piadosamente, que estando padeciendo esta verguenza de su desnudez, le socorrieron con un velo, ò lienzo, que se atasse en la cintura, y (como le fuè revelado à Santa Brigida) (9) èl lo recibiò con grande gozo, y se ayudò de sus manos para atarlo, y componerlo, no admitiendo para este oficio las agenas, y enseñandonos el recato, y el amor de la limpieza, y honestidad. (p, 267-268).

          (7) Psalm. 21. n. 18.
(8) Ambr. lib. 10. in Luc.
(9) B. Birgit. lib. I. c. 25 & lib. 4. cap. 76.

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Ilustraciones:



1.-La flagelación de Cristo, Libro de horas (s. XV), Clifford Collection, National Library of Australia, Canberra, Australia.      2.-Cristo coronado de espinas, Anónimo flamenco (1500-1520), Museum Catharijneconvent, Utrecht, Holanda.          3.-Cristo crucificado (1969), Mario Donizetti (n. 1932).



 

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