DOS PRECURSORES
Hoy traigo aquí, por su interés
en relación con los temas de este blog, la traducción de la parte sustancial de un artículo publicado por Charles Cartigny, en 1954, en
el número 36 de la revista naturista
francesa La Vie au Soleil.
PARA LA HISTORIA DEL NUDISMO.
2 PRECURSORES
2 PRECURSORES
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"La
práctica del nudismo entra, pues, poco a poco en las costumbres. Es una
razón para no olvidar a aquellos que, en los tiempos heroicos, tuvieron el
valor de forzar las primeras puertas cerradas, de abrir el camino -a veces al
precio de su reputación-.
Quisiéramos,
por medio de estas pocas líneas, impedir que caiga en el olvido el nombre de
dos de esos precursores; uno incluso quizás estuvo entre los primerísimos,
puesto que vivía en la primera mitad de este siglo [XX]. Estos dos precursores
-y muchos lectores sin duda se asombrarán de ello- fueron dos honorables
eclesiásticos perfectamente ortodoxos y que no por eso fueron en absoluto
tratados como sospechosos por sus superiores.
Del
mismo modo que, en efecto, en los orígenes de la fecundación artificial
encontramos el nombre de un eclesiástico italiano, el sabio sacerdote biólogo
Lazzaro Spallanzani, en los orígenes de la práctica del nudismo encontramos
dos sacerdotes provenzales, el canónigo Legré, de la diócesis de Marsella, y el
sacerdote Pascal, de Aix-en-Provence.
Era
una figura muy original y muy simpática
la del canónigo Legré. Negro como un moro a
consecuencia de su práctica intensiva de la heliosis, barbudo, velludo, no era desde luego un posible candidato en un
concurso de belleza. Él mismo era el primero en reírse de ello. Con todo eso,
un corazón de oro y una muy fina inteligencia. Profesor de Ciencias Físicas y
Naturales, había sido enviado en misión científica a las Indias Holandesas por
el gobierno de la república.
Hemos
tenido la suerte de conocer recientemente a uno de los jóvenes que formaban parte del grupo que él había fundado.
Convertido en padre de familia, hablaba siempre de él con admiración, y de
buena gana evocó ante mí sus recuerdos.
Era
en torno a los años 1908-1910, por lo tanto mucho antes de la fundación del
movimiento Vivre y de las primeras
tentativas en favor del nudismo. El padre Legré había organizado una agrupación
de chicos, adolescentes y gente joven, naturistas avant la lettre. Salían, en efecto, el domingo muy de mañana y se
metían en plena naturaleza, generalmente en una de esas hermosas calas bastante
próximas a Marsella y que entonces no eran tan frecuentadas como lo son hoy
[1954]. Nada más llegar, todos se quedaban completamente desnudos; el sacerdote
y los chicos pasaban así el día al sol, al aire libre y en el agua. Si algún
inoportuno sobrevenía, un silbato advertía a la tropa, y todos se lanzaban al
agua para esconder su desnudez. A veces sucedía que aquel baño tenía que
prolongarse durante bastante tiempo, y los chicos echaban
pestes contra aquel importuno que les impedía
disfrutar los regalos de Dios.
El bueno del padre Legré. Se contaban de él historias divertidas. Un día, entre otros en que,
siguiendo su costumbre, se había ido al mar para pasar el día allí y se había
desnudado completamente, siguiendo también su uso habitual, bastante distraído,
había dejado su ropa muy cerca de la orilla del mar... ¡Ay!, mientras él se
paseaba por un sitio apartado, una ola más fuerte que las otras había llegado y
se había llevado todas sus prendas, sotana, camisa, pantalón... Cuando, después
de varias horas, volvió para vestirse, ya no encontró nada... Tuvo que ir,
desnudo como un gusano, a llamar a la puerta de un pescador cercano, que le
prestó un viejo pantalón y una vieja chaqueta, y así equipado fue como regresó
a Marsella.
Sus
ideas y su apostolado naturista eran, naturalmente, conocidos en su entorno:
unos lo censuraban, otros se contentaban con
sonreír; en cuanto a sus superiores, siempre le mantuvieron su confianza y su
estima. Después de haber sido profesor en el colegio del Sagrado Corazón, fue
nombrado profesor de Ciencias en el Seminario Menor y director titular de este
mismo centro. El año pasado, visitando a otro de sus antiguos discípulos, vi su
foto sobre la chimenea del salón y tuve la alegría de oír su elogio, repleto de
afecto y de veneración.
Cruz conmemorativa del P. Legré en la colina de Les Goudes (Marsella).
El
padre Pascal es más cercano a nosotros y más conocido: en varias ocasiones, el
Doctor Fougerat de Lastours le ha homenajeado en su revista Vie et Lumière. Profesor en el Colegio
Católico de Aix-en-Provence, capellán de los scouts, iba a encontrar una muerte prematura en las gargantas del
Verdon, donde se ahogó en 1928. No contento con practicar el nudismo, colaboró
en los primeros números de la revista Vivre
d’Abord, donde escribía con tacto y ciencia: Mon curé chez les naturistes.
Permítasenos
terminar estas notas, demasiado breves, con dos reflexiones:
1º.
Que estos ejemplos tranquilicen y animen a los muy numerosos católicos que, en
sus casas o en los campings
naturistas, practican el nudismo. Si se da crédito a las estadísticas elaboradas hace tiempo por K. de Montgeot, forman una buena mayoría y su número crece cada
vez más. Están en buena compañía y tienen a quien acogerse. Que ciertas
incomprensiones no les desanimen. No solo su cristianismo no se opone a la
higiene natural que supone la práctica del nudismo, sino que, más que los
demás, están capacitados para comprenderla y practicarla en las mejores
condiciones.
2º.
El ejemplo de estos dos sacerdotes que hemos citado muestra el caso que hemos
de hacer a esa afirmación, a menudo repetida tanto por adversarios como por
amigos. A saber: que esta higiene natural nos viene de Alemania...
Nada
más falso: tenía sus adeptos y sus teóricos mucho antes de que las
realizaciones alemanas fuesen conocidas entre nosotros.
Sea
como sea, nos alegramos de haber podido rendir homenaje a esos dos precursores
cuyo nombre merece quedar en la historia del nudismo".
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