LA DESNUDEZ ORIGINAL SEGÚN JOHN MILTON

 

           En el libro IV de su famoso poema de 1667 Paradise Lost (El Paraíso perdido), John Milton (1608-1674), uno de los autores capitales de la Literatura inglesa, describe la situación de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal, aludiendo así (versos 300-324) a la desnudez de nuestros primeros padres antes de la Caída

His fair large Front and Eye sublime declar’d
Absolute rule; and Hyacinthin Locks 
Round from his parted forelock manly hung 
Clustring, but not beneath his shoulders broad: 
Shee as a vail down to the slender waste
Her unadorned golden tresses wore
Dissheveld, but in wanton ringlets wav’d 
As the Vine curles her tendrils, which impli’d 
Subjection, but requir’d with gentle sway,
And by her yeilded, by him best receivd, 
Yeilded with coy submission, modest pride,
And sweet reluctant amorous delay. 
Nor those mysterious parts were then conceald, 
Then was not guiltie shame, dishonest shame
Of natures works, honor dishonorable, 
Sin-bred, how have ye troubl’d all mankind
With shews instead, meer shews of seeming pure,
And banisht from mans life his happiest life,
Simplicitie and spotless innocence.
So passd they naked on, nor shund the sight
Of God or Angel, for they thought no ill:
So hand in hand they passd, the lovliest pair
That ever since in loves imbraces met,
Adam the goodliest man of men since borne
His Sons, the fairest of her Daughters Eve.

Heinrich Jenny (1824-1891), Adán y Eva en el Paraíso

                     Según la traducción en prosa de la Biblioteca Virtual Universal:

               La hermosa y ancha frente del hombre y su mirada sublime anuncian la autoridad suprema; sus cabellos de jacinto, divididos por delante, caen formando bucles de una manera varonil sobre sus fuertes hombros, pero sin pasar de ellos. La mujer lleva como un velo su cabellera de oro, que desciende esparcida y sin adorno hasta su delgada cintura, enroscándose en caprichosos anillos, como la vid repliega sus flexibles sortijas, símbolo de la dependencia, pero de una dependencia demandada con dulce autoridad, concedida por la mujer, recibida por el hombre; otorgada con una sumisión ingenua, y un orgullo modesto, una tierna resistencia y una amorosa demora. Entonces no estaba oculta ninguna parte misteriosa de sus cuerpos; entonces no existía la culpable vergüenza, desconocían esa decencia impúdica y ese honor deshonroso que desdora las obras de la Naturaleza. ¡Oh vergüenza, hija del pecado, cuánto has turbado a la raza humana, con puras apariencias de pureza! ¡Has alejado de la vida del hombre su vida más dichosa, la sencillez y la inmaculada inocencia! De este modo vivía la desnuda pareja, sin evitar la vista de Dios ni la de los ángeles, porque no pensaba en el mal, así vivía, con las manos entrelazadas, la más hermosa pareja que se haya unido con los lazos del amor: Adán, el mejor de los hombres que fueron sus hijos; Eva, la más bella de las mujeres que nacieron hijas suyas.

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