FRANZ KAFKA Y EL NATURISMO

            Franz Kafka (1883-1924), uno de los escritores más reconocidos e influyentes del siglo XX, nacido en Praga (cuando la ciudad pertenecía al Imperio Austrohúngaro) en el seno de una familia judía de lengua alemana, "siempre se interesó por la terapéutica naturista, con todas sus derivaciones, como la comida cruda, el vegetarianismo, el nudismo, la gimnasia, la antivacunación", según el testimonio de su amigo Max Brod (al que debemos el conocimiento de la mayor parte de su obra, ya que no cumplió el encargo de destruir sus escritos inéditos que Kafka le hizo poco antes de morir). Era también muy crítico con respecto a la medicina "oficial". El 5 de marzo de 1912, por ejemplo, escribe en su Diario: "¡Estos médicos indignantes! Tan decididos en lo comercial y tan ignorantes en la curación de enfermedades que, si perdiesen ese aplomo de comerciantes, quedarían como colegiales junto a las camas de los enfermos. Ojalá tuviese la energía suficiente para fundar una sociedad de medicina natural".

Max Brod y Franz Kafka

         No puede sorpendernos, entonces, que, buscando remedio para sus problemas nerviosos, el 8 de julio de aquel mismo año 1912 ingrese en el sanatorio de medicina natural Jungborn ("Fuente de juventud"), un complejo de 75.000 metros cuadrados que se encontraba en un bosque del valle de Eckertal, cerca de Stapelburg, en la región alemana de Harz. Permanecería en él tres semanas.

Vista de las instalaciones de Jungborn (1920)

Entrada a Jungborn (1936)

             Aquel centro había sido fundado en 1896 por un antiguo librero llamado Adolf Just. Nacido en 1859 en una aldea próxima a Hannover, desde niño había padecido muchas enfermedades, que la medicina tradicional nunca pudo curarle, y eso le impidió, entre otras cosas, seguir unos estudios regulares. Al tener conocimiento de la existencia de algunos métodos de medicina natural, como los propugnados por el sacerdote Sebastian Kneipp, se decidió a probar la hidroterapia, la dieta vegetariana y la dieta cruda, y con esto recobró la salud.
             A partir de aquel momento se convertiría en un apóstol del naturismo. Para promoverlo escribe su libro Kehrt zur Natur zurück! (¡Regreso a la Naturaleza!) y funda el sanatorio Jungborn; "una institución -según él mismo dijo- modelo para la verdadera vida natural, donde aquellos que deseen hacer arreglos para tal vida en el hogar, en sus propios jardines, pueden encontrar el patrón". Desde 1908 el centro sería dirigido por su hermano, Rudolf Just.
        Los pacientes de Jungborn se alojaban en cabañas, dormían sobre la hierba, vestían ropa de hechura sencilla confeccionada con lino, lana o algodón, caminaban descalzos, seguían una dieta vegetariana y crudívora, hacían gimnasia y juegos variados, tomaban baños de arcilla y se exponían varias horas al día, generalmente desnudos (pero con rigurosa separación de sexos), a la luz y el aire. En cada cabaña había un ejemplar de la Biblia. Las doctrinas naturistas de los Just tenían un sustrato difusamente cristiano.


     

           Llegado allí, Kafka se instala en una cabaña: "Mi casa se llama 'Rut'. Prácticamente amueblada. 4 escotillas, 4 ventanas, 1 puerta. Bastante silenciosa. Solo a lo lejos juegan al fútbol, ​​los pájaros cantan fuerte, algunas personas desnudas yacen inmóviles frente a mi puerta. Todos menos yo sin bañador", explica en su Diario de viaje el mismo día de su llegada. 
              Y es que al principio se siente incómodo ante la desnudez y opta por no despojarse del bañador. "Esta mañana, a primera hora: ducha, gimnasia, ejercicios en grupo (me llaman 'el hombre del bañador'), cantar un poco en coro, juego de pelota formando un gran círculo", anota su segundo día en Jungborn. 

"Ejercicios en grupo" (1)


"Ejercicios en grupo" (2)

"Ejercicios en grupo" (3)

                                                                                           "Juego de pelota formando un gran círculo"

              "Siento una ligera náusea superficial -escribe el día 11- cuando veo a estas personas completamente desnudas que pasan lentamente entre los árboles". (Y añade, sarcástico: "Cuando corren no es mucho mejor"). Y un poco después: "Ahora un completo desconocido, desnudo, se detuvo en mi puerta y me preguntó lenta y cortésmente si yo vivía aquí en mi casa [...] A mí tampoco me gustan los señores mayores saltando desnudos sobre pajares".
            Sin embargo, la tarde del día 12, departiendo con el Doctor Friedrich Schiller, un magistrado de Breslau que había vivido mucho tiempo en París, al que acaba de conocer, Kafka parece haber perdido ya los reparos frente a la desnudez: "Tarde en el prado. Pasear, estirarse, frotarse, pegarse y rascarse. Completamente desnudo, sin vergüenza".
             Los días 12, 13 y 14 colabora en  la recolección de heno y cerezas. No hay constancia de si al hacerlo seguía llevando su bañador o no, pero sí la hay de que el 15 posa desnudo para un cuadro que pinta el Dr. Schiller: "Sin bañador. Experiencia exhibicionista". No era aquélla, sin embargo, la primera vez que Franz Kafka posaba sin ropa para un artista: el 7 de enero de 1912 había escrito en su Diario"Tengo que posar desnudo ante el pintor Ascher, como modelo para un San Sebastián". Se trata de Ernst Ascher (1888-ca1953), nacido también en Praga. Del cuadro, si llegó a pintarse, no sabemos nada.

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