NO CONFUNDAMOS, POR FAVOR

        Encuentro en Facebook un escrito anónimo -que por algunos rasgos de su prosa me parece obra de un hispanoamericano-, fechado el 6 de septiembre de 2020, donde, bajo el título "Nudismo y Teología católica", se sostiene, sin duda con la mejor intención, algunas afirmaciones sobre la desnudez que a mi entender son erróneas.

            La primera aparece ya al comienzo: "Donde hay desnudez/impudor, el demonio está actuando". ¡Un momento, un momento! ¿Qué significa esa barra? ¿Que la desnudez y el impudor son una misma cosa? Si fuese así, habría que deducir que nadie puede quitarse la ropa de calle para ponerse el pijama, ni bañarse o ducharse desnudo, ni consultar al médico ciertas enfermedades. ¡Absurdo! Por no recordar a los catecúmenos que durante varios siglos  recibían el Bautismo desnudos (véanse en este blog las entradas del 20 y 24-o1-19). Estoy dispuesto, desde luego, como cristiano que soy, a admitir que "donde hay impudor, el demonio está actuando", pero no a identificar el impudor con la desnudez. Y en esto sigo nada menos que a san Juan Pablo II, que escribió, cuando era cardenal, aquello de "El pudor no se identifica de manera tan sencilla con el empleo de vestidos, ni el impudor con la desnudez parcial o integral [...] Hay circunstancias en que la desnudez no es impúdica" (véase la entrada del 12-o1-19 ).


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              Sigamos con el texto: "San Lucas dice dos veces en el corto espacio de seis versículos que la Virgen vistió al recién nacido Rey del Universo: a) 'et pannis eum involvit' (San Lucas 2, 7); b) 'invenietis infantem pannis involutum' (San Lucas 2, 12)". ¡Pues estaría bueno que en pleno invierno y en un establo dejase desnudo al Niño recién nacido! Eso no tiene nada que ver con el pudor -los niños pequeños son totalmente ajenos a la concupiscencia-, sino con la salud. 


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           "De allí -continúa el autor-, la falta de sentido histórico-cristiano de todos los pintores -con talento, o de brocha flaca, poco importa- que representan al Niño Dios sin ropas". No les faltaba, en cambio -añado yo-, sentido de la realidad: en tiempos pasados era muy común -y hoy sigue siéndolo en algunas culturas- que, cuando el clima lo permitía, las madres dejasen a sus niños de corta edad habitualmente desnudos. Esos artistas no hacían otra cosa que reflejar la costumbre de su tiempo.

            Se dice también en ese texto que "una de las obras de misericordia corporales -la 5ª en el Catecismo de San Pío X; la 3ª en el de Gasparri- es 'nudos cooperire' -vestir al desnudo". Y que "esta obra de misericordia corporal será uno de los criterios del Juicio Final: '…nudus, et cooperuistis me' = estuve desnudo y me vestisteis (San Mateo 25, 36)". Claro que sí; pero no debiéramos ignorar que "vestir al desnudo" se nos recomienda entre las obras de Misericordia corporales y no entre las espirituales precisamente porque no se encamina a remediar el impudor, sino la falta de abrigo. Es paralela a "dar de comer al hambriento" o "dar de beber al sediento". 

            "El descubrimiento de su desnudez por Adán y Eva, después de su falta ('timui, quod nudus essem, et abscondi me' = temí porque estaba desnudo y me escondí: Génesis 3, 10; cfr. 3, 11) marca el despertar de la concupiscencia [...] Por ello, de inmediato DIOS LOS VISTE: 'Fecit quoque Dominus Deus Adae et uxori eius túnicas pelliceas Et Induit Eos' (Hizo también el Señor Dios a Adán y a su mujer una túnicas de pieles, y los vistió) Génesis 3, 21". ¡Por supuesto! Pero cuando Dios los vistió ellos ya estaban tapados con unos cinturones de hojas. El pudor, entonces, ya estaba a salvo. Por consiguiente, Dios no les da las pieles para evitarles la concupiscencia, sino para abrigarlos, dado que después del Pecado Original podían sufrir por el frío. Tal es el amor del Señor por los pecadores.

         Al final se dice: "Como síntesis de la doctrina católica sobre el nudismo, un teólogo nada sospechoso de tradicionalismo: Bernard HARING, CSSR, moralista 'católico' bien modernista, escribe sin embargo en su obra clásica, 'La Ley de Cristo': 'Frente a las múltiples pretensiones del NUDISMO (Nacktkultur), el cristianismo no puede tomar sino una posición de repudio, aunque eso implicase desventajas discutibles para la salud'". ¿No puede? ¿Por qué? El Magisterio nunca se ha pronunciado en ese sentido. Es más: como se ha podido ver en las siete primeras entradas de este blog, hay moralistas muy autorizados que no toman en absoluto esa "posición de repudio".

          Y se añade, llamando la atención del lector con letras versales: "DESPUÉS DE LA PÉRDIDA DE LA INOCENCIA EN EL PARAÍSO TERRENAL, LA DESNUDEZ YA NO PUEDE SER CONSIDERADA TOTALMENTE INOCUA (cfr. Génesis 2, 25)". Ante esto, no puedo dejar de preguntarme, como ya hice en la entrada del 29-03-19, qué pasa entonces con los pueblos que no conocen el vestido. ¿Están pecando permanentemente, mientras cazan, comen, celebran sus fiestas, descansan, veneran a sus divinidades?


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           A veces algunas personas bienintencionadas emiten opiniones personales aventuradas, que contribuyen a confundir a los fieles cristianos. Lo que la Iglesia sostiene sobre la desnudez y el nudismo es, salvo error por mi parte, lo que quedó expuesto en las siete primeras entradas de este blog.




Ilustraciones:




1.- Libro de oraciones de santa Hildegarda de Bingen (s. XII).        2.-Cristo crucificado, Donatello (s. XV), iglesia de Santa Maria dei Servi, Padua.         3.-Lamentación sobre Cristo muerto, Livre d'Heures de Rohan, Montauban (ca. 1418-1425), Bibliothèque Nationale, Paris.

 

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