LA ICONOGRAFÍA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD SEGÚN FRANCISCO PACHECO

        Francisco Pacheco (1564-1644), suegro y maestro de Velázquez y maestro también de Alonso Cano, expuso en su famoso Arte de la Pintura, su antigüedad y su grandeza (Sevilla, 1649) algunos modelos iconográficos para la representación pictórica de ciertos temas religiosos católicos. Con esto Pacheco reflejaba la práctica anterior, es decir, explicaba cómo habían plasmado ciertos temas los pintores del pasado, y al mismo tiempo trataba de marcar unas pautas a los del futuro. 
           A propósito del de la Santísima Trinidad dice lo siguiente:
       "El triángulo formado de tres líneas iguales que se pone por diadema en la cabeza de Dios Padre (a diferencia de las tres potencias radiadas de Cristo) es el símbolo de la Santísima Trinidad. En la Sagrada Escritura está cómo se ha de pintar a Su Majestad. Así debe representarse la Santísima Trinidad: al Padre eterno en figura de un grave y hermoso anciano, con cabello largo y venerable barba, y ambos blanquísimos, sentado con gran majestad, como se apareció al profeta Daniel, con alba y manto de brocado, o túnica azul claro y manto morado carminoso; a su mano derecha sentado Cristo nuestro Señor, como lo dice David y lo afirma la Santa Iglesia en el Credo, de 33 años de edad, con hermosísimo rostro y bellísimo, desnudo, rubio y de ojos azules, con las llagas en manos, pies y costado, con manto rojo y arrimado a la Cruz: en medio de ambos y más alto el Espíritu Santo en forma de paloma; acompáñese este misterio con resplandores, ángeles y serafines, que asisten con admiración y respeto."
           Entre la norma de que Cristo aparezca "desnudo" y la de que lleve un "manto rojo" la contradicción es solo aparente. De lo que se trata es de que el espectador perciba con claridad que, bajo ese manto pudoroso, el Señor no lleva ninguna ropa, ya que el sudario con el que fue enterrado quedó en el sepulcro tras la Resurrección.
      Es interesante comprobar que son muchos los artistas que, antes y después de la publicación del Arte de la Pintura, han pintado a la Santísima Trinidad, en murales, lienzos, tablas, cromos y estampas, con arreglo a esas pautas, o a varias de ellas al menos. Un ejemplo llamativo, porque, por su absoluta fidelidad a la totalidad de las directrices de Pacheco parece haber sido realizada al dictado del Arte de la Pintura, es esta obra de una artista polaco-estadounidense del siglo XX:
                                                                                                     Marion Rzeznik (s. XX) 

         Es un caso llamativo porque, ciertamente, son muy pocos los pintores que presentan a Dios Padre con ropa de los colores indicados por Pacheco y los que atribuyen a Cristo pelo rubio y ojos azules, bastantes los que no colocan el triángulo equilátero sobre la cabeza del Padre y bastantes también los que no coinciden en casi ningún punto con los criterios del Arte de la Pintura. Un ejemplo bastante extremo de no-coincidencia puede ser este lienzo de un pintor colonial anónimo, que, como otros de su estilo, atribuye a las Tres Personas Divinas el aspecto de Jesucristo ("Trinidad isomorfa"), aunque, eso sí, Dios Padre se muestra en majestad y con el alba y el manto de brocado que describe Pacheco, y el Espíritu Santo tiene sobre el hombro una paloma. (Al pie figuran San José y San Ignacio de Loyola):

Anónimo cuzqueño, Museo Regional de Cusco, Perú

         Lo que voy a recoger aquí son algunas obras, anteriores y posteriores a la publicación del libro de Pacheco, que se ajustan notablemente a lo dicho en él. Entre ellas, algunas tienen como asunto único la Santísima Trinidad; otras, la coronación de María o algún otro tema en el que, por razones teológicas, se incluye la Trinidad:

        
Ventura Salimbeni (s. XVI-XVII)

                                                       
Marcelo (Marcellus) Coffermans (s. XVI)

       
Peter Paul Rubens (s. XVI-XVII)

Peter Paul Rubens (s. XVI-VII)

Peter Paul Rubens (s. XVI-XVII)

Peter Paul Rubens (s. XVI-XVII)

Hendrick van Balen (s. XVI-XVII)

Pietro Novelli (primera mitad del s. XVII)

Francesco Caivano (s. XVII)

     
Anónimo español (s. XVII), Museo Pouet del Sant, Villarreal (Castellón)

Anónimo español (s. XVII)

Antonio de Pereda (s. XVII)

Francisco Caro (s. XVII)

 Jacob Jordaens (s. XVII)

Juan Carreño de Miranda (s. XVII), "La Misa de San Juan de Mata" 

Anónimo colonial

¿?

¿?

Cristóbal de Villalpando (s. XVII-XVIII)

Anónimo austríaco (ca. 1730), Museo Ernest Zmeták, Nové Zámky (Eslovaquia)
         
Luis Antonio Planes (s. XVIII)

Miguel Cabrera (s. XVIII)

Anónimo (s. XVIII), Museo del Prado, Madrid

Jan Anton Garemjin (s. XVIII)

Anónimo (s. XIX), Goiânia, Goiás (Brasil)

Anónimo (s. XIX)

 
José Jiménez Aranda (s. XIX-XX)

Estampa anónima (s. XX)

Anónimo (s. XX)

Catedral de San Pedro y San Pablo (s. XX), Aneho (Togo)



Comentarios