EL NUDISMO COMO "PACTO TÁCITO"

   
          En la entrada del  20-06-2019 escribí que "en un espacio declarado nudista hay una especie de pacto tácito en virtud del cual todo el mundo debe estar en las mismas condiciones. Quien no lo está, en cierto modo abusa de los demás circunstantes".
        Encuentro ahora en el interesante libro de Alejandro Sanvisens Herreros Diálogos sobre Filosofía Moral (Barcelona, 2013) unos párrafos que confirman lo que yo sostenía allí.      
        Tratando del pudor, la desnudez y la Castidad, el autor se detiene en el caso que se desencadenó en Francia a raíz de la primera exhibición pública, en el Salon des Refusés de 1863, del cuadro de Édouard Manet "Le dejeuner sur l'herbe" (París, Museo del Louvre-Jeu de Paume).
       Como se sabe, ese lienzo presenta, en un paisaje campestre, a dos caballeros (dos artistas) perfectamente vestidos junto a una mujer (una modelo) desnuda, y al fondo otra mujer, ésta en ropa interior, bañándose en un arroyo.


          Aquel público parisino, todo lo burgués que se quiera, pero que, como bien nota Sanvisens, "no se escandalizaba ante los desnudos de Ingres y de otros célebres pintores", protestó, sin embargo, ante el cuadro de Manet. Ya antes, el Jurado del Salon "oficial", que se inauguraba el 1 de mayo, lo había rechazado, y por eso acabó expuesto en el de los "Refusés".
        ¿Por qué el escándalo? En palabras del propio Alejandro Sanvisens, porque "si los hombres están vestidos es que la norma moral es ir vestido y por tanto la mujer (o los hombres) imponen la desnudez (el mal, lo prohibido) a la vista de todos". Es decir: alguien incumple la norma, de modo que se quebranta ese "pacto tácito" al que aludí al principio.
        Otra cosa sería que existiese un acuerdo para que en aquel espacio la norma fuese la desnudez. Donde nadie está vestido nadie se sitúa en una posición abusiva con respecto a otro. Por consiguiente, un "Déjeuner sur l'herbe" en el que todos los personajes estuvieran desnudos ni sería inmoral ni debería escandalizar a nadie.







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