MITOS DEL NATURISMO: LOS ENCANTOS DE LA "RANDONUE"

     Desde hace ya algunos años, en varios países de Europa se ha instaurado la práctica de la "randonue" (neologismo formado de las palabras francesas randonnée, "travesía -generalmente a pie-, marcha, ruta", y nue, "desnuda"), es decir el senderismo sin ropa.


             No negaré que el contacto directo con la Naturaleza, el sol y el aire proporciona agradables sensaciones de libertad y bienestar. Ciertamente es así. Ahora bien: hay que estar muy obcecado para no percibir los varios inconvenientes que esa actividad lleva consigo.
         En primer lugar, dado que la randonue se realiza habitualmente en espacios públicos, es muy probable que sus adeptos tengan que encontrarse en su ruta con personas vestidas, lo que sin duda da lugar a situaciones más o menos incómodas para unos y otros: perplejidades, explicaciones, bromas, quizás algún reproche... Sé de algunos "randonudistas" franceses (permítaseme otro neologismo) que van provistos de unos faldellines ad hoc, un poco al estilo escocés, con los que se cubren ante la aparición en el horizonte de senderistas "normales". Cuando los "textiles" ya se han alejado, se los quitan, y así sucesivamente durante todo el recorrido. Supongo que será una lata.
          En segundo lugar, los resultados digamos "estéticos" de la randonue pueden llegar a ser bastante patéticos. Imaginen ustedes con qué pigmentación corporal volverán a sus domicilios, después de varias horas de caminata al sol, los entusiastas de esta actividad, teniendo en cuenta que generalmente tendrán que realizarla llevando a cuestas una mochila con agua, comida, un pequeño botiquín, etc.: la parte delantera del cuerpo enteramente bronceada (es de esperar que los senderistas desnudos sean prudentes y utilicen crema protectora), salvo dos franjas verticales blancas y paralelas en las zonas cubiertas por los tirantes de la mochila; la parte trasera, de cintura para abajo morena de verde luna, pero de cintura para arriba, blanca y radiante... menos en los brazos. Bonita policromía...¡Y pensar que hay personas que aseguran que son nudistas porque no les gusta que se note en su piel la marca del bañador!...
            Y en tercer lugar, a poco que el "randonudista" ejercite su afición en zonas no precisamente cálidas, o suba unos metros sobre el nivel del mar, o prolongue su recorrido más allá de las horas centrales del día, el riesgo que corre de contraer una pulmonía es verdaderamente serio. ¿Vale la pena?, me pregunto con la mayor inocencia.

  

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