SANTA DESNUDEZ: SAN BENITO
San
Benito nació el año 480 en Nursia, en la Umbria, en la familia Anicia, que era
una de las más nobles y ricas de toda Italia. Tuvo una hermana gemela,
Escolástica, que también alcanzaría la santidad. Le llamaron Benito (Benedetto-Benedictus-‘bendito’), según
cuenta San Gregorio Magno, que escribió su biografía en sus Diálogos, por las
bendiciones del Cielo que sus padres creyeron ver en él cuando
nació. Hacia los 13 o 15 años lo enviaron a Roma, acompañado de una
nodriza que hacía las funciones de ama de llaves, para que se educase allí bajo
la protección del papa Félix III, que era pariente de la familia. Estudió Retórica y Filosofía, y desde muy pronto mostró una gran piedad y una
particular devoción a la Virgen.
Deseoso de evitar los peligros que en aquella Roma decadente
acechaban a los jóvenes, y en especial a los de su rango, a los veinte años
decidió retirarse a un lugar apartado. A su ama se le rompió accidentalmente
una vasija de barro que le había sido prestada y Benito la recompuso
milagrosamente. Cerca de una aldea llamada Enfide, la actual Affile, se escapó
del ama y fue a dar a un paraje agreste y solitario en Subiaco, a
unas quince leguas de Roma.
Allí lo encontró un monje llamado
Romano, miembro de la comunidad de un monasterio próximo, que le preguntó qué
buscaba por aquellos desiertos. Benito le contestó que quería encontrar un
lugar donde desentenderse de las cosas del mundo para dedicarse sólo a la
oración y la penitencia. Romano le enseñó una gruta en la ladera escarpada de
una montaña, y en ella se albergó Benito. Romano le llevó de su monasterio un
hábito de monje hecho de piel, cuidando también de dejarle algunos mendrugos de
pan, una vez a la semana, en un canastillo que le descolgaba con una cuerda
desde lo alto del precipicio. Allí permanecería Benito durante tres años.
Viendo
el Demonio los extremos de oración, penitencia y ayuno a que se entregaba,
emprendió un combate contra él. Primero le rompió la campanilla con la que Romano
le avisaba para que fuese a recoger los trozos de pan que le dejaba.
Trató después de apartarlo de su vida piadosa haciendo que un pájaro negro
revolotease incesantemente en torno a su cabeza, pero fue también en vano. Hizo
entonces el Maligno que la memoria le presentase con insistente vehemencia la
imagen de una hermosa doncella que Benito había visto estando en Roma. Acosado
por la tentación carnal, el santo se desnudó y se arrojó sobre una zarza,
revolcándose en ella hasta que el dolor alejó de su mente todo pensamiento
lascivo.
En esa circunstancia lo han representado algunos artistas, como Margaritone d'Arezzo en esta tabla de 1263-1264 conservada en la National Gallery de Londres:
En la galería de pintura de la Christ Church de Oxford se conserva esta otra tabla del mismo autor:
En esa circunstancia lo han representado algunos artistas, como Margaritone d'Arezzo en esta tabla de 1263-1264 conservada en la National Gallery de Londres:
En la galería de pintura de la Christ Church de Oxford se conserva esta otra tabla del mismo autor:
Un miniaturista anónimo lo pintó en este códice medieval de la Staatsbibliothek de Múnich:
Este fresco del primer cuarto del siglo XIV se encuentra en la iglesia de Santa Escolástica, en Subiaco:
Este fresco del primer cuarto del siglo XIV se encuentra en la iglesia de Santa Escolástica, en Subiaco:
En la Galería Poldi Pezzoli de Milán, este cuadro de Niccolò di Pietro (fines del s. XIV-comienzos del XV):
También es de los comienzos del siglo XV este fresco de Cenni di Francesco di Ser Cenni en la capilla Gianfigliazzi de la basílica florentina de Santa Trinità:
Este otro fresco del s. XV puede contemplarse en el claustro de la abadía de San Nazzaro Sesia (Piamonte):
Conjunto
Detalle
Alberto Durero representó el episodio en esta vidriera de ca. 1496:
En el Museo del Prado se encuentra este óleo de Herman van Swanevelt, pintado entre 1634 y 1639:
Conjunto
Detalle
Y en el colegio de los P. P. Dominicos de Corias (Asturias), primitivamente monasterio benedictino de san Juan Bautista, se halla este altorrelieve:
Dios premió la virtud del santo concediéndole no volver a sufrir nunca ninguna tentación de esa clase.
Hacia el año
503 los monjes del monasterio de Vicovano, cuyo prior había fallecido, le
propusieron que ocupase aquel cargo. Inicialmente, Benito se resistió, por
considerar que aquella comunidad no podría ajustarse a la estricta disciplina que él propugnaba,
pero acabó aceptando el cargo. Pronto los monjes se enemistaron con él e
intentaron matarlo poniendo veneno en su vino. Al hacer Benito la señal de la
cruz sobre su vaso, como era su costumbre, el vaso se quebró y el santo,
descubierta la maldad de aquellos monjes, abandonó el monasterio.
Con un grupo de jóvenes virtuosos, entre los que se encontraban los santos
Plácido y Mauro, el año 529 fundó otro en Montecassino, cerca de la ciudad de Cassino, al que seguirían 11 monasterios más. Estos centros, alejados de las poblaciones, seguían una economía
autosuficiente, según el principio de “Ora
et labora”, pues san Benito defendía el valor sobrenatural del trabajo
manual, que el mismo Jesús había ejercido en su vida oculta. Ese ideal se
representó emblemáticamente con un arado y una Cruz.
Hacia 540 escribe un
conjunto de normas de vida, la regla benedictina, que serviría de fundamento a todos
sus monasterios y a muchas otras órdenes monásticas. Por esto se le considera el
iniciador del monacato en la Iglesia occidental y por eso en 1964 el papa Pablo
VI lo proclamaría patrono de Europa.
Murió
en Montecassino el 21 de marzo del 547, después de predecir su muerte con seis
días de anticipación. Sus últimas palabras fueron: “Hay que tener un deseo
inmenso de ir al Cielo”. Fue enterrado junto a su hermana santa Escolástica.
San Benito y Santa Escolástica, Andrea Mantegna
Comentarios
Publicar un comentario