SANTA DESNUDEZ: SAN MACARIO

     San Macario nació en Alejandría, Egipto, hacia el año 300. Su biografía la escribió su discípulo San Paladio de Helenópolis en la Historia de las Comunidades del Desierto. Pasó su niñez como pastor, y en la soledad del campo adquirió el gusto por el silencio y la oración. Después fue pastelero -es el patrono de ese gremio- y vendedor de fruta. Entre los años 335 y 337, deseoso de huir de los peligros del mundo, se retiró al desierto para entregarse a la oración y la penitencia. Primeramente se estableció en la Tebaida, pero después pasó a la región de Las Celdas, en el Bajo Egipto. Allí fue ordenado sacerdote a los 40 años y conoció a San Macario el Viejo, mayor que él aunque llegó más tarde a la vida monástica. Ambos fueron discípulos de San Antonio Abad. Macario y sus compañeros pasaban la semana en silencio, rezando y trabajando (haciendo cestos) cada uno en su ermita, y sólo se reunían los domingos para asistir a la Misa. Hacían fuertes mortificaciones y ayunos. Macario vivió siete años comiendo hierbas y otros siete comiendo cada día solo 5 onzas de pan, que guardaba en una vasija de cuello estrecho en la que solo podía meter dos dedos, y unas gotas de aceite. De él se cuenta que habiendo recibido como regalo un racimo de uvas, se lo llevó a un monje vecino que estaba enfermo. El monje lo se regaló a otro compañero, el cual hizo lo propio, y así otros después, de forma que el racimo acabó volviendo a las manos de Macario, que renunció a él, lleno de alegría por ver la Caridad de los demás ermitaños. La fama de su santidad y de los prodigios que obraba se extendió por la región.
     Poco antes del año 349, cuando ya era casi cincuentón, quiso conocer el monasterio de Tabennisi, famoso por la santidad y austeridad de sus monjes, del que era abad san Pacomio, y se presentó allí disfrazado, pidiendo incorporarse a la comunidad. San Pacomio encontró a Macario demasiado viejo para soportar las penitencias y vigilias del monasterio, pero no obstante lo admitió, con la condición de que observara fielmente todas las reglas. Al acercarse la Cuaresma, cuando los monjes se preparaban para ese tiempo litúrgico con grandes ayunos y oraciones, Macario recogió una carga de hojas de palma con las que hacía los cestos, y, retirado en soledad, pasó los cuarenta días sin comer más que unas cuantas yerbas los domingos y trabajando sin descanso. Llegada la Pascua, los demás monjes se quejaron al superior por los extremos de penitencia de aquel huésped. San Pacomio pidió a Dios que le revelase la identidad del visitante y, cuando supo que se trataba de Macario, le abrazó y le dio las gracias por lo edificante que su conducta había sido para aquella comunidad.
      Por haber combatido la herejía de Arrio, hacia el 374 fue desterrado por el obispo arriano Lucio de Alejandría, junto con Macario el Viejo, a una isla del Nilo. Allí el santo se dedicó a predicar el Evangelio, y pronto los paganos del lugar se convirtieron al cristianismo. Cuando los arrianos fueron vencidos, Macario pudo volver a su monasterio del desierto. Murió hacia el año 408.
     La iconografía lo representa como un anciano con una larguísima barba, muchas veces con su hábito monástico y algunas desnudo -supongo que, más que por fidelidad a los hechos históricos, para sugerir simbólicamente su despojamiento-:

          

              
                    

                 
San Onofre y San Macario, Monasterio de San Neófito, Chipre

San Juan Jacobo de Rumanía y San Macario

y otras veces con la misma barba y, además, con todo el cuerpo cubierto de pelo, en lugar de ropa, como también aparecen en ocasiones San Onofre, Santa María Magdalena o Santa María Egipcíaca, todos ellos santos eremitas:

                                                   
                             
                                                     
                                        
                                                                                          Icono ucraniano                                            Teófanes el Griego
                                                              
 

     
           San Macario el eremita y San Macario el Viejo
  
             
                     San Macario, San Onofre y San Pedro de Athos

               
              San Onofre y San Macario, monasterio de Voronet
   













































Comentarios