SANTA DESNUDEZ: SAN FRANCISCO DE ASÍS

         El padre de San Francisco de Asís, Pietro Bernardone, era rico un comerciante textil que no entendía la vocación de su hijo. Por este motivo tuvieron muchos conflictos. En cierta ocasión Francisco tomó dinero de su progenitor para auxiliar a los pobres, y Pietro se lo reclamó ante la autoridad eclesiástica. Francisco no sólo le devolvió la bolsa, sino que también, desnudándose por completo, le entregó la ropa que llevaba puesta, diciéndole: "Hasta el presente te he llamado padre en la tierra, pero de aquí en adelante puedo decir con absoluta confianza: 'Padre nuestro, que estás en los cielos', en quien he depositado todo mi tesoro y toda la seguridad de mi esperanza". El obispo Guido de Asís, admirando el espíritu de pobreza que había en Francisco, lo abrazó y lo cubrió con su propia capa. 
         El episodio fue representado por Coppo di Marcovaldo (s. XIII) en este icono de la capilla Bardi de la basílica de Santa Croce (Florencia):


        Giotto (s. XIII-XIV) lo pintó dos veces:

Giotto, basílica superior, Asís

Giotto, capilla Bardi, iglesia de Santa Croce, Florencia
y más tarde Benozzo Gozzoli (s. XV):

Benozzo Gozzoli, Museo de Montefalco
       Esta otra versión, que presenta al santo a medio desvestir, está en un fresco (s. XVI) del claustro del convento franciscano de San Gabriel Arcángel, en San Pedro de Cholula, Puebla (Méjico):
                                                 
y ésta, en cerámica de Llorenç Passoles (s. XVII), en el claustro del convento de San Francisco de Tarrasa:

   
J. Frédéric Loisel (s. XX) representó así la escena en esta litografía de ca. 1961:


y un artista umbro contemporáneo, Norberto, la vio así: 

        
       El obispo ordenó que se le diera ropa con que cubrirse, y le trajeron un sayal de un labrador que trabajaba al servicio del prelado. Vestido con él, Francisco se va de Asís para entregarse en soledad a la oración. 
        La iconografía de san Francisco a veces lo representa también desnudo en otros episodios: uno, el de cuando, en el jardín de la basílica de Santa María de los Ángeles de Asís, para vencer una tentación del Demonio, que quería hacerle abandonar su vida de entrega a Dios, el santo se revolcó sobre un zarzal. El arbusto se convirtió en un rosal de rosas sin espinas, dando origen a una variedad que todavía hoy existe y se conoce como "Rosa Canina Assisiensis".
         En el mismo convento de Tarrasa se encuentra esta representación de aquel momento:

        
        Poco antes se había publicado Seraphici Francisci totius evangelicae exemplaris admiranda historia (Philippe Galle, Amberes, 1587), donde figura este grabado:


       Esta otra interpretación del tema puede verse en el claustro del santuario y convento franciscano de San Giacomo Maggiore en Poggio Bustone, Rieti, Lazio (Italia):
    

     Estando el santo en Egipto, una mujer le incitó a pecar contra la Castidad. Francisco, para vencer la tentación, se revolcó sobre unas brasas. Alguna vez los artistas lo pintan desnudo también en ese momento, como se ve en este fresco, de la misma serie que el anterior:

            

en estos grabados del ya citado libro Seraphici Francisci... :



y en este otro grabado de Giacomo Franco, de 1593, del Museo Francescano de Roma:



         Admirada ante la virtud de Francisco, la mujer se arrepintió de su liviandad y se  convirtió al Cristianismo. 
         El santo había pedido que cuando le llegase la hora de la muerte lo depositaran desnudo en el suelo. Así lo representa esta miniatura anónima del siglo XIV en una edición de la Legenda maior (biografía de san Francisco escrita por san Buenaventura de Bagnoregio ya en el siglo XIII):




Así esta litografía grabada por J. Frédéric Loisel hacia 1961:


y, en fechas mucho más recientes, este cuadro del pintor alemán Gerd Mosbach (s. XXI):


      Encargó también que, tras su fallecimiento, lo dejasen insepulto “el tiempo necesario para recorrer cómodamente una milla”, y que después lo enterrasen "desnudo en la tierra desnuda".

Fresco (s. XIV), santuario y convento franciscano de San Giacomo Maggiore en Poggio Bustone, Rieti, Lazio (Italia)

José Camarón (s. XVIII-XIX), Museo del Prado, Madrid
     A la vista de estos episodios, se comprende, en parte al menos, que en alguna ocasión se haya solicitado la proclamación de San Francisco de Asís como patrono de los nudistas. 



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