DE TERMAS, BAÑOS, SAUNAS Y SIMILARES (I)

     En la entrada anterior (29-03-2019) me referí a los (no pocos) grupos humanos que, aun habiendo heredado, por supuesto, las penosas consecuencias del Pecado Original, viven habitualmente desnudos. Hoy voy a traer aquí a otros grupos que, aunque en su existencia diaria usaran o usen ropa, tenían o tienen la costumbre de los baños colectivos y mixtos en completa desnudez. 
       Es el caso, en la Antigüedad, de las termas romanas, cuyas piscinae compartían hombres y mujeres. Las termas tenían una importante dimensión social, como lugar de encuentro y relación; algunas contaban hasta con una biblioteca. Y que a ellas asistían también los cristianos lo prueba el hecho de que algunos padres de la Iglesia se lo vetan por motivos de pudor. Así San Clemente de Alejandría en su Pedagogus ("Los baños están abiertos por igual, tanto para los hombres como para las mujeres, y allí se desnudan con intención lasciva", dice) o San Cipriano de Cartago en De habitu virginum 
      Otro factor que influyó en la oposición de algunos fue que las termas estaban adornadas con estatuas de los dioses paganos, a los que allí se daba culto. Por esto Publícola consultó a San Agustín en una carta: "¿Puede un cristiano bañarse en los baños o termas en que se sacrifica a los ídolos? ¿Podrá bañarse un cristiano en aquellos baños en los que el día de la fiesta se bañan los paganos, ya con ellos, ya sin ellos?". El santo le respondió con prudencia: el cristiano no puede tomar parte conscientemente en los ritos del paganismo, pero, lo mismo que no le está prohibido abastecerse de agua en las fuentes cuyo caudal se ha usado para los sacrificios a los dioses, puede bañarse en las mismas termas que los paganos. "No dudamos en tomar el aliento del aire aunque sepamos que recibe el humo de todas las aras y piras de los demonios". 
      No conozco ninguna imagen romana que refleje la realidad de esas piscinas, pero aquí pongo tres de épocas posteriores: la primera, un grabado de Robert Boissard (s. XVI-XVII):


la segunda, una pintura, no menos idealizada, hecha por Fiodor Bronnikov (1865):

   
y la tercera, este grabado de 1880, obra de Edmond Jean-Baptiste Paulin (1848-1915), que reconstruye idealmente, en sección, las termas de Diocleciano, con la piscina a la izquierda:


      Durante la Edad Media existen en diversos países de Europa lugares donde varones y mujeres también se bañan juntos y sin ropa[2]. Así ocurre en Pozzuoli (Italia), como testimonia esta ilustración del libro de Pietro da Eboli, De Balneis Puteolanis (Nápoles, s. XIV), conservado en la Bibliothèque Nationale de París:


        En la Biblioteca Apostólica Vaticana se conserva este otro códice medieval del De Balneis Puteolanis:


      De Alemania procede este dibujo (ca. 1475-1485) del "Master of the Housebook" o "Maestro del Gabinete de Amsterdam":


       En el siglo XVI Italia sigue conservando ese tipo de baños, a juzgar por este grabado de Giulio Bonasone (ca. 1530-1560):


    En Alemania se mantiene muy viva esa costumbre durante el 500. Ésta es la cubierta del Traktat der Wildbaeder de Laurentius Phriesen (Strassburg, 1519):


      De la Cosmographia Universale (Basilea, 1544-1552) de Sebastian Münster  proceden estos tres grabados:





            En éste de la Chronica de Johannes Stumpf (1548) se ven los baños de Baden:


           De Matthias Gerung es este fragmento del cuadro "Melancolía"(1558):


          Aquí se ve otra casa de baños, según un grabado anónimo, alemán también, de 1560:


       Otro baño, el de Leuk, es el que representa esta pintura (1597) de Hans Bock el Viejo:


               Un grabado suizo, de Kaltes Bad auf dem Wepchen (Zürich, 1548):



        Una imagen de los baños de Plombières, en un grabado de J. J. Huggelin (1559):
          En este cuadro de ca. 1637, atribuido a Pedro Núñez del Valle o a Félix Castello, se ven los baños del Sotillo del Manzanares y el Molino Quemado, en Madrid:


        Y de la Inglaterra del XVII viene este dibujo a pluma (1675) de Thomas Johnson:


       


[1] No considero aquí el caso de los burdeles -en los que, como muestran algunas miniaturas de la época, era frecuente la existencia de bañeras comunitarias-, porque allí la desnudez no estaba desvinculada de lo sexual. 


      




     




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